Crónica III TRAIL PEÑALARA 80 KM

Hola a todos. Aquí me veo estrenándome como cronista….por eso insistía yo tanto en que me acompañase algún Androx, para ver si me libraba de la crónica…jaja. Aunque como me ha dicho el capi Fran “con todo lo ocurrido, antes, durante y sobretodo después tienes materia para un Quijote en lugar de una crónica”.., pero voy a tratar de ser breve y centrarme en el antes y durante, y el después queda como una anécdota para contarlo tomando unas cervezas…

En primer lugar, quiero dedicar la carrera a mi mujer Amelia y a mis hijas Ame y María, por el tiempo que les robo dedicándolo al deporte. Sólo espero que mis hijas puedan y quieran disfrutar de cualquier deporte al igual que lo hago yo y que aprendan que, como todo en esta vida, los objetivos se consiguen con esfuerzo y sacrificio.

Todo empezó en las pasadas navidades cuando tomando unos vinos en mi Ferrol natal con mi querido amigo Santi Bores recibimos la llamada desde Madrid de otro gran amigo, Quique, retándonos a participar en el Trail Peñalara al que ya se habían inscrito él y unos amigos suyos a los que conocimos en los “100 KM Madrid-Segovia” en los que habíamos participado ese año. 

Ya no sé si fue el calentón del vino o la chulería de los que somos de Ferrol (que muchas veces parecemos de Bilbao….), que cogimos el guante y nos apuntamos al reto de hacer a finales de junio 80 km de montaña por la Sierra de Guadarrama, con salida desde el pueblo madrileño de Navacerrada hasta el segoviano de La Granja de San Ildefonso. Se veía tan lejos que pensábamos…con una buena preparación podremos afrontarlo.

En febrero me uní a esta gran familia de los Androx, y fueron meses de muchos entrenos y kdds, y participación en muchas pruebas (cortas 8 a 12 km, varias medias maratones, la maratón de Sevilla, Trail Montellano de 17 km, y Animal Trail La Bestia de 55 Km en Ronda). 

Todo parecía ir bastante bien hasta que, un par de semanas antes de la prueba, participando en la media maratón de Cartaya, me fastidio el soleo o algún músculo de esa zona de la pierna izquierda y me deja sin poder entrenar nada durante los 12 días previos a la carrera, y para colmo de males, mi amigo Santi se me raja in extremis (por causas ajenas a su voluntad…por culpa del cabrón de su jefe, para ser más exactos). 

Esas dos semanas fueron de constantes dudas y desánimo: la lesión, no poder entrenar, que si estaba suficientemente preparado, que si mi falta de experiencia en esas distancias, altitud y tipo de terreno, el viaje a Madrid, … pero decidí ir al fisio para evaluar si tenía posibilidad de poder correr con garantías, y después de tres días de trabajo con él me dijo que podía ir, aunque no falto de riesgos…claro.

Así pues, con los ánimos de los Androx y echándole al tema lo que hay que echarle, me lie la manta a la cabeza y decidí intentarlo, con muchas dudas pero cargado de ilusión por lograr el reto.

A las 8:00 del viernes zarpé en el tren rumbo a Madrid y a las 21:00, después de juntarnos los cinco del grupo, salimos para Navacerrada ya que la salida estaba prevista para las 23:00.

Ambientazo de gala en la salida con más de 500 corredores entre las dos pruebas, GTP 110 KM y TP 80 KM, que compartíamos recorrido hasta La Granja de San Ildefonso. Se ve que hay mucho profesional del trail por ahí y en el medio….un Androx!!...ya estamos hasta en la sopa…jaja

Por delante, 80 duros kilómetros de montaña con un desnivel positivo de casi 4.000 metros y 5 puertos, tan bonitos como duros, La Maliciosa, Collado de la Dehesilla, La Morcuera, El Reventón y Peñalara, el punto más alto de la sierra de Guadarrama con 2.429 metros de altitud

Frontales y luz trasera encendidos, aplauso multitudinario, pistoletazo de salida y todos a correr!!

Salimos del pueblo de Navacerrada y nos adentramos inmediatamente por el bosque en la subida al puerto de la Maliciosa, sendero estrecho y fila india que provoca numerosos atascos debido a la escasa visibilidad, diferencia de ritmos, cruces de numerosos arroyos que todavía traían bastante agua, etc. (que les gusta a los madrileños las retenciones!...).

La subida empieza a ponerse jodida (1050 mts de desnivel en 9 kms aprox) y coronamos el puerto después de 2 horas de constante subida. Iniciamos la bajada hacia Canto Cochino (1200 mts en otros 9 kms aprox), a dónde llegamos 1:45’ más tarde por una ruta muy dura y técnica que parecíamos cabras con frontal más que otra cosa, y con un par de guarrazos incluidos sin consecuencias….Por brevísimos momentos, cuando podías levantar la vista del camino, se podía disfrutar de una panorámica impresionante del Madrid nocturno (hay que joderse, allí todos de copas y nosotros aquí sufriendo…). Menos mal que al llegar abajo y después de 18 kms estaba el primer avituallamiento que nos sirvió para comer fruta, beber y reponer líquidos para llevar.

Empezaba a refrescar, así que me eché encima el cortavientos naranja Androx que me dejó Rafa para la ocasión (anda que no iba a disfrutar nada el sherpa por esos caminos…).

Nada más reanudar el recorrido y empezando la subida al Collado de la Dehesilla (subida corta pero intensa con casi 500 mts de desnivel en 4 kms) fue donde Quique y Gabriel nos comentaron al resto que no tenían muy buenas sensaciones. 

Yo iba subiendo en cabeza del grupo y, al cabo de un rato, Ignacio me alcanza y me dice que tiremos nosotros para delante porque los otros tres no se encuentran muy bien. Tardamos 1:15’ en coronar el puerto y vuelta a bajar en el mismo tiempo y distancia hasta la Hoya de San Blas donde teníamos el 2º avituallamiento.

Las bajadas se me hacían especialmente duras por el esfuerzo de aguantar el peso de mis 80 kg (aunque seguro que a esas horas algún kilillo que otro habría bajado ya…), por lo que las rodillas sufrían de lo suyo, pero bueno, por lo menos no me estaba dando problemas la lesión, tenía ligeras molestias pero llevaderas.

Tanto era así, que estaba deseando subir cuestas en lugar de bajarlas! Tiene narices el tema…

Ahora tocaba volver a subir, así que cogimos aire e iniciamos subida hacia la Morcuera, un puerto largo de 12 km con algunas zonas llevaderas y otras bastante duras, que conseguimos coronar en 2:45’. Durante la subida nos amaneció prácticamente de repente, con lo que conseguimos quitarnos el frontal que estábamos de él hasta los… Yo llegué muy cansado a la cima (ya llevábamos acumulados 40 kms y 8:45’…y todavía faltaban otros 40!!), y hasta hice algo que no había hecho hasta el momento, sentarme en una silla unos 2 minutos, pero me levanté, me puse hasta arriba de comida (fruta, membrillo, frutos secos, etc) y coca-cola y como por arte de magia salimos Ignacio y yo como motos corriendo aprovechando que había buenas pistas en parte del descenso. Ya de día, disfrutamos el paisaje, ya que la sierra estaba preciosa, muy verde y con múltiples arroyos con bastante agua todavía, después de lo que llovió este año, y que daban ganas de darse un chapuzón en ellos.

Fueron unos 15 kms y 2:20’ de bajada hasta Rascafría (aprox. Km 55 del recorrido) que se nos hicieron eternos al final, hasta llegar al polideportivo del pueblo dónde nos habían llevado una mochila con ropa y demás.

Nos refrescamos, estiramos, nos cambiamos ropa y calcetines, comimos y bebimos y después de 20 minutos de pit stop salimos con ánimos renovados para afrontar la última y más dura parte de la prueba. Ya eran sobre las 10:30 de la mañana y el calor empezaba a apretar, pocas sombras nos quedaban por delante y sí un par de subidas de lo más duras: el puerto del Reventón (subida tendida parte de ella por pista, de 10 km y 900 mts de desnivel) y, después de una pequeña bajada de 2 km por la cuerda de la montaña, la subida a la cima de la sierra, Peñalara (5 km y casi 700 metros de desnivel adicionales).

Subimos el Reventón con buen ritmo y una solana de cuidado en 2:15’ aproximadamente, paramos en el avituallamiento unos minutos y reanudamos la marcha.

La vista a un lado y otro desde la cuerda de la montaña espectacular, pero a medida que se iniciaba el ascenso a Peñalara el terreno se iba complicando más y más, con mucha roca grande y teniendo que atravesar hasta un nevero con la nieve hasta las rodillas. Lo que nos faltaba….

A media subida tuve que hacer una parada para coger aire y fuerzas y me senté en una roca un par de minutos a disfrutar del paisaje. Lástima que se me había acabado la batería del móvil y no pude hacer más fotos. Me acordé de muchas cosas en ese instante, de mi familia, y de  los momentos malos que pasamos los Androx (Víctor, Luis, Emilio y yo, y Sera pensando en nosotros) en la Animal Trail de La Bestia y eso me dio fuerza para seguir para adelante.

Cuando llegué casi exhausto a la cima después de cerca de 2 horas desde el Reventón, no me lo creía, e Ignacio y yo nos abrazamos porque sabíamos que el objetivo ya estaba ahí, casi conseguido. Sólo nos faltaba bajar y eso lo íbamos a hacer aunque fuese a rolos…

En Peñalara me salvó un hombre de la organización porque no era avituallamiento oficial y se me había acabado el agua, pero se sacó unas botellas de no sé dónde y pude llenar un bidón y beber.

Ya sólo faltaban 10 km y, aunque la bajada en los primeros kms era muy técnica y de alto riesgo (había zonas casi verticales…), lo hicimos a muy buen ritmo y adelantamos a un montón de corredores, para llegar a un arroyo impresionante donde nos refrescamos y llenamos bidones, adentrándonos después en una zona de bosque que nos iba a llevar hacia la meta situada en el precioso pueblo de La Granja de San Ildefonso.

Ese tramo final nos permitimos el lujo de hacerlo prácticamente todo corriendo y 17 horas y 46 minutos después de salir de Navacerrada a las 11:00 de la noche del día anterior, y algún que otro km de regalo sobre los 80 que decía la organización, entrábamos victoriosos juntos en la meta corriendo…

Objetivo cumplido. Reto conseguido!!

¿Os preguntareis que había pasado con los otros tres del grupo?. Ignacio y yo sabíamos que esos tres jabatos no iban a abandonar y así fue. A la hora y media aproximadamente de llegar nosotros aparecieron por la meta radiantes de alegría y dispuestos a tomarse unas cervezas en la terracita...

En resumen, una experiencia muy dura pero espectacular en todos los aspectos. Muy recomendable para los amantes de la montaña y del trail (correr, lo que se dice correr, poco se puede en el recorrido…).

Por último, quiero agradecer a todos los Androx por los ánimos, al fisio Curro por su gran trabajo, a Jose M. Lodeiro por el apoyo logístico y ánimos, a mi amigo Quique y su mujer Lola por aguantarme todo el finde, y a mis compañeros de fatiga (nunca mejor dicho) durante la carrera, Jose, Gabriel e Ignacio, además de Quique claro.

Ah, y a mi amigo Santi, porque sin esos vinos que disfrutamos juntos hacía unos meses, probablemente nunca me habría apuntado a este reto….

Un fuerte abrazo para todos

Angel Fernandez.